
Aventurarse al silencio extremo,
callar mientras grita el alma,
¡qué somnolencia habla en el silencio!
Vivir la bitácora de otro como la propia.
Aventurarse al silencio extremo colapsa
el pulso en imágenes perdidas.
Uno acierta a comprender supervivencia y alegría,
¡qué fondo sin fondo al fondo en el fondo!
Aventurarse al silencio extremo concita
esquizofrenias necesarias.
Uno se atreve a no vivir para sentir en ojos ajenos.
Desafío extremo sin riesgo aparente,
al borde de un abismo,
sujetarse atando cabos y soltarse sin arnés
reclinado al precipio de los días,
las emociones son comprar manzanas,
tomar café al aliento impropio de las risas.
¡vamos, vamos, vamos!
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