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jueves, 26 de noviembre de 2009

La buena chica. (25 de noviembre)


La buena chica
levanta su falda al amanecer,
siente la lluvia,
sus pantorrillas se comen
los pasos, las aceras vacías,
viaja lejos, explota
convulsa suspira, jadea
mordiendo la luna;
la buena chica
acuesta su razón
con la pasión impalpable
del pálpito profundo,
sopesa sus besos
infinitos entregados
a la locura y al olvido
de sí misma.
La buena chica
vive, no espera
aprobación del destino;
desmadra intenciones,
no quiere explicaciones
benévolas,
la buena chica
despierta: su sudor
lava las mentiras
ciertas.
La buena chica
es serena, segura,
no hay religión, no hay
creencia,
su certera intuición
equivoca el futuro
pero no importa,
sólo necesita reir,
continuar mientras París
pierde su título
de "ciudad del amor",
el Mediterráneo
no es cálido ni profundo,
esta buena chica
recuerda un sueño
en Italia,
la via Vittorio Emmanuel
en Milán asoma a su memoria
vaga, imprecisa,
una tormenta de verano,
¡quién para una tormenta de verano!
dijo su padre...
La buena chica llora,
ríe, recuerda, olvida y grita
al amanecer
oyendo su propia voz
después de tanto tiempo...
La buena chica
no juzga,
su responsabilidad con la emoción
impide el derroche de moral,
ejerce presión sobre sus labios,
lanza al aire
un beso sin dueño...
La buena chica
se somete sólo a la impaciencia
provocando, retando
al porvenir...

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