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viernes, 7 de agosto de 2009

Puede parecer una locura

Puede parecer una locura
aventurarse al desengaño
cuando la luz y los sonidos
en los que la tarde encuentra
su acomodo en el verano
nos parecen de verdad.

Someter la impaciencia
al desengaño
precipitando los suspiros
y mirando hacia adelante
puede parecer una locura.

Si las piedras miran desde
el muro puede parecer
una locura aventurarse
al desengaño.

Se encuentran moribundos
de las tardes por doquier,
algunos pensarán que están vivos.

El vuelo plano de las aves recuerda
que no vivir nos encadena a la nostalgia.
¡hay tantas cosas por imaginar!
Parar puede parecer una locura,
pensar, puede parecer una locura
cuando el tiempo en otros mundos
ya no importa,
cuando las imágenes se congelan,
se alteran, se vulneran y se encadenan
y muestran
la imposibilidad de la locura.

Es cierto,
¡atentos todos! porque ¡ hay
tánto que imaginar!

Algunos pensarán que
es fácil pisar el suelo.
Delimitan la distancia entre cuerpo
y sentimiento y no dejan
apenas hueco
por el que filtrar
una gota de agua.

Puede parecer una locura
aventurarse al desengaño
pero no hacerlo
es estar muerto
sin mirar la distancia hacia uno mismo.

Por eso,
puede parecer de locos
temer al desengaño
y descender al propio infierno
encadenado a una idea fugaz,
a la íntima seducción
de la propia locura.

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